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Un viaje sin retorno desde la apariencia virtual
hacia su negación, hacia la crítica social y su realización.

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  Edito      Febrero 2007
 
 

El comentario a lo que es o sucede, el comentario a la "realidad", porta diferentes nombres, como por ejemplo, opinión, información, comunicación, bando, teoría, estudio, encuesta, código de la ruta, diktat, diálogo, literatura, biblia, ciencia, discurso, etc. En general, el comentario a lo que es o sucede es considerado como un suplemento periférico y la más de las veces inesencial de la "realidad", esto sin duda a causa de la apariencia no menos generalizada por la que el comentario parece situarse fuera de la temporalidad profana de los "hechos". Sin embargo, esta apariencia por la que la cosa y la idea, el objeto y el sujeto, la "realidad" y el comentario caen fuera de la unidad temporal, es ella misma un hecho, y no un hecho cualquiera, sino un hecho fundacional de la formación humana en que nos movemos. Un hecho estratégico de esta sociedad que se retroalimenta permanentemente de la unilateralidad de la comunicación social. La extrema independencia recíproca de estos dos momentos mayores de nuestra temporalidad cotidiana se objetiva en el no menos recíproco desmentido que tanto el curso de los "hechos" inflige silenciosamente a todo "comentario" como en el desmentido que todo comentario, en esta unilateralidad, ejerce bulliciosa y frenéticamente sobre los "hechos", eludiendo interesadamente la inteligibilidad de sus consecuencias En esta doble negación el contenido sustancial de cada una de estas esferas se disuelve en su contrario como en la alteridad: el comentario aparece como la idealidad (el eidos) de los hechos y los hechos como la materialización del comentario, en un fata morgana sin retorno. Esta separación interiorizada de la temporalidad total del ser humano, generalizada y materializada socialmente, es un resultado histórico de un tipo específico de sociedad y el furor desesperado de su progresión, que algunos eufemisticamente llaman neoliberalismo, la defensa a ultranza de una separación pretendidamente ontológica.

La separación del pensamiento y la acción humanas como arquetipo, matriz, inmanencia del conjunto de separaciones que atraviesan y determinan la sociedad presente es el arma y el postulado estratégico primero no sólo del poder político sino de la dominación teórica y práctica de la sociedad de la simulación.



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